Hoy me debo.
A la mano del pobre
que no da aplauso a tus mentiras,
a las burbujas que se multiplican en la ciudad
y a las bandadas de vos
con posturas de enredo
inseguridad y desastre.
Y mañana,
a las esquinas del ataúd
a las polillas salvajes
a los disfraces de mi entierro
y a los gusanos que me acerquen al alivio.
